
Los lenguajes del amor
Hablar el mismo idioma no siempre significa entenderse.
En el amor pasa igual: puedes tener la sensación de estar dándolo todo y, aun así, sentir que algo no llega. Y ahí estás, llegando a casa al atardecer, después de un duro día de trabajo, pensando:
“Le he preparado la cena, le he escrito un mensaje precioso en una notita… y nada, yo no recibo nada. ¿Será que no me quiere?”.
Lo curioso, aunque parezca increíble, es que, en una gran mayoría de casos, mientras uno siente que el equilibrio se tuerce hacia el mismo lado, del que siempre pierde y recibe menos de lo que da, el otro miembro de la pareja siente exactamente lo mismo, justo en la dirección opuesta.
Eso se debe a que cada persona tiene un lenguaje del amor, es decir, una forma de dar y recibir amor que encaja mejor con nuestra percepción y necesidad de ser amados. Si no hablamos el mismo idioma, es como mandar un mensaje precioso… en un lenguaje que el otro no entiende. Por eso, sentir que hay una comunicación amorosa es clave en cualquier relación (no solo de pareja). No se trata solo de lo que damos, sino de que el otro pueda recibir y sentir aquello que damos, y viceversa.
La existencia de diferentes lenguajes del amor significa que cada persona tiene una forma que le resulta más genuina de expresar y recibir afecto, casi como si se tratara de un “dialecto” emocional propio. Esto no significa que cada uno solo entienda su propio lenguaje ni que las parejas que hablen lenguajes distintos estén condenadas a no entenderse. Más bien, es que todos compartimos formas diferentes, pero conectadas al mismo tiempo, de dar y recibir amor. Mientras algunos necesitan escuchar palabras bonitas, otros necesitan el contacto físico o un gesto cariñoso. Lo innegable es que ambas son formas de dar y recibir amor.
El psicólogo Gary Chapman identificó cinco lenguajes del amor. Conocerlos y aprender a identificarlos puede ayudarnos a mejorar nuestras relaciones y, sobre todo, a entendernos mejor, más allá de las palabras.
1. Palabras de afirmación:
Un simple “me encanta lo que has hecho” o “estoy orgulloso de ti” puede tener un poder enorme. Para quienes este es su lenguaje, el amor se escucha. Las palabras sinceras, los cumplidos y el reconocimiento les hacen sentir valorados. Por ejemplo, imagina a tu pareja preparando una cena especial. Un “gracias por dedicarle tiempo a esto, me hace muy feliz” puede llegar a ser más significativo y delicioso incluso que el propio plato.
2. Tiempo de calidad:
No se trata de estar juntos sin más, sino de estar presentes. Para las personas más vinculadas a este lenguaje, el amor se mide en momentos compartidos y atención plena. No es ver una serie mientras revisas el móvil; es mirar a los ojos, conversar y conectar. Imagina una tarde de paseo sin distracciones o apagar los teléfonos para charlar hasta que se haga de noche. Para quien valora este lenguaje, esos momentos crean vínculos profundos.
3. Actos de servicio:
¿Te has sentido amado cuando alguien te ayuda sin que se lo pidas? Para quienes este es su lenguaje, las acciones hablan más que las palabras. Puede ser desde preparar un café por la mañana hasta arreglar algo en casa. Un ejemplo: tu padre o tu madre, a pesar de estar agotados tras un día largo, siempre se han ofrecido a ir a buscarte en coche para hacer que tu vida fuera más fácil. O cuando le preparas la cena a tu pareja cuando está de exámenes, para que pueda estudiar tranquila. Ese gesto le dirá “te amo” sin necesidad de hablar.
4. Regalos:
No se trata del valor económico, sino del significado. Un detalle pensado, por pequeño que sea, transmite: “he pensado en ti”. Puede ser una flor, una carta escrita a mano o traerle su dulce favorito. Por ejemplo, si tu pareja menciona que le encanta cierto libro y se lo regalas, ese gesto le hará sentir especial y recordada.
5. Contacto físico:
Abrazos, besos, caricias… Para quienes este es su lenguaje, el amor se siente en la piel. Un simple roce de manos al caminar o un abrazo al llegar a casa transmiten seguridad y afecto. Piensa en ese abrazo largo tras un mal día. A veces, el contacto dice más que mil palabras.
Conocer tu lenguaje y el de las personas a quienes quieres
Identificar tu propio lenguaje del amor y el de tu pareja, tu padre, tu madre… puede transformar la relación. Pregúntate a ti mismo o a ti misma: ¿Qué te hace sentir realmente amado o amada? ¿Qué te duele cuando falta en una relación? Conocerse a uno mismo es vital para entender las relaciones, porque en nuestras relaciones uno mismo siempre está presente.
A continuación, observa al otro. Fíjate en cómo las personas a quienes amas dan amor. ¿Siempre se ofrece a acompañarte o a prestarte su ayuda, incluso cuando no se la pides? ¿Siempre tiene una palabra bonita para alegrarte el día? ¿Siempre tiene algún detalle o alguna sorpresa preparada? El modo en que los demás ofrecen su amor suele ser una pista muy potente de cómo desean también recibirlo. Es decir, observar cómo los demás demuestran afecto nos indica cuál es su lenguaje del amor.
Es importante reconocer y valorar el amor que recibimos, incluso cuando llega en un lenguaje diferente al nuestro. Tener lenguajes distintos no significa que no podamos entendernos. Puede costar al principio, pero con tiempo, cariño y escucha, seguro aprendemos y llegamos a entendernos.
Valorar un acto de servicio o una palabra amable, aunque nuestro lenguaje principal sea el contacto físico, también es una forma de decirle a la otra persona: “También yo estoy aquí y me importas”. ¡Pero ojo! Esto no significa que debamos silenciar nuestras necesidades para adaptarnos siempre al lenguaje de los demás. Enseñar a nuestras personas queridas cómo nos sentimos más amados también es importante. Al fin y al cabo, la magia de los lenguajes del amor está en saber llegar a un punto de encuentro, ya que cada uno de ellos es una expresión del mismo amor y cariño que ambos sentís, solo que a través de vías diferentes y todas válidas.
Comprender esto permite que aprendamos a traducir, adaptar, reconocer y, lo más importante, a valorar el amor que se está dando y recibiendo, más allá de la forma en que se exprese, fortaleciendo el vínculo y facilitando que todos nos sintamos amados y cuidados.
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Andreu Manyós
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